SUDAN: EL ÚLTIMO RINOCERONTE BLANCO DEL NORTE

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SUDAN: EL ÚLTIMO RINOCERONTE BLANCO DEL NORTE

Mis ojos se humedecieron cuando estuve por primera vez al lado de Sudan, el último macho vivo de rinoceronte blanco del norte. Llevaba mis gafas de sol y los cuidadores no se dieron cuenta de ello. Aquella mole de más de 2 toneladas y 42 años de edad –la misma que yo, por cierto- afrontaba el último tramo de su vida con resignación, paciencia y comodidad. Las palabras que Elodie Sampere, la relaciones públicas del área de conservación Oj Pejeta (Kenya), pronunció el día anterior, no dejaban de resonar en mi cabeza: “Este chico mira directamente hacia la extinción”. Supe de Sudan por primera vez al ver unas fotografías de Brent Stirton, uno de los fotógrafos conservacionistas a los que más admiro.

Oj Pejeta, además, cuenta con otras dos hembras. Estos dos ejemplares, llamados Najin (26 años) y Fatu (15 años), viven en una zona cercada, en el corazón de la reserva. Los tres ejemplares reciben cuidados y suplementos alimenticios por parte de sus cuidadores. Y es que, durante décadas, los tres rinocerontes vivieron en un zoológico de la República Checa, hasta que en 2004 fueron trasladados a la sabana del norte de Nairobi, sobre el mismo ecuador.

 

Nortern white rhino, Oj Pejeta Conservancy, central Kenya.

Otra hembra, Nola, que vivía en el zoo de San Diego murió el pasado mes de noviembre del 2015 y Suni, el penúltimo macho, falleció por causas naturales en Oj Pejeta en el año 2014. También en octubre del 2015, el zoológico Dvur Kralove, de la República Checa, perdió a Nabire. Así pues, Najin, Fatu y Sudan son el testimonio último de una especia que se extingue irreversiblemente.

Sudan tiene una catarata incipiente en el ojo izquierdo; tal vez por eso y por mi imprudencia al caminar demasiado rápido por su lado, cargó sobre mi en un par de ocasiones. Sus dos cuidadores y yo corrimos tras un árbol y durante el resto de la jornada trabajé con miedo, aunque la emoción y la admiración eran los sentimientos que me inundaban en mayor medida.

Uno de los momentos que más me impresionó durante la realización del reportaje en Oj Pejeta fue fotografiar una cría no nacida que fue extraída muerta del vientre de una madre de rinoceronte negro asesinada por los furtivos unos años antes. La cría, congelada de forma rudimentaria, era muy grande de tamaño y cuando su madre murió le debían faltar apenas un par de semanas para nacer (el período de gestación de un rinoceronte negro es de 16 meses).

 

Nortern white rhino, Oj Pejeta Conservancy, central Kenya.

 

Además de los rinocerontes blancos del norte, en las 40.000 hectáreas de Oj Pejeta habita una población de unos 100 rinocerontes negros, que viven en total libertad. Desde 2004, 9 de estos rinocerontes han muerto a manos de cazadores furtivos, que han extraído sus cuernos para venderlos en el mercado negro y su uso en la medicina oriental. El precio del kilo de cuerno de rinoceronte supera al del oro y al de la cocaína en estos mercados. Está comprobado científicamente que no existe ninguna propiedad medicinal en el cuerno de rinoceronte; de hecho está formado de queratina, igual que las uñas humanas. Desde hace 3 años no se produce ninguna muerte de rinoceronte en Oj Pejeta, aunque no es fruto de la casualidad: 50 rangers armados patrullan todas las noches por el interior y el perímetro de esta área de conservación.

En Oj Pejeta es posible realizar DONATIVOS e incluso ADOPTAR de diferentes manera a uno de los últimos rinocerontes blancos del norte.

 

Nortern white rhino, Oj Pejeta Conservancy, central Kenya.

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